Eldarya ☪

☪ Eldarya: The Crystal Legend.

Prólogo.

Era jueves por la mañana, Yanari, Lerin y Hotaruhi habían salido por su habitual caminata de relajación al bosque: Consistía, más que todo en tender una manta suave sobre el césped, comer el pequeño picnic que Lerin había preparado con cuidado e intercambiar información sobre su día. Acababan de entrar a la preparatoria, listas para estudiar juntas pero, por desgracia, les tocó en clases diferentes. Hotaruhi era la más calmada y callada de todas, para ella, daba igual en qué clase quedaba, de todos modos no planeaba hacer más amigos o si quiera interesarse en los demás. Lerin, sin embargo, había desarrollado un apego especial a Yanari, su mejor amiga, y no podía soportar los días de su nueva escuela sin ella. Era muy timida, pero también bondadosa y dulce.

Las tres habían sido amigas desde muy niñas. Hotaruhi y Yanari tenían una historia mucho más larga, puesto que habían crecido prácticamente juntas. Sus familias viven la una al lado de la otra, y tiempo después, gracias a Yanari, Lerin se sumó al vecindario.

Cualquiera diría que eran unas jóvenes normales, pero en realidad, no todo es lo que parece...

Yanari era una joven delgada de piel bastante pálida, casi traslúcida pero sin dejar de parecer humana, sus ojos eran azules como dos cristales de hielo profundo, sus labios eran pálidos, pero ella gustaba de pintarlos de un llamativo azul eléctrico para darles personalidad, su cabello, una maraña de rizos largos y fuertes, era de un color azul profundo tan basto y denso como el océano. Su personalidad difería bastante de sus compañeras, siendo un poco seria, pero bromista de vez en cuando. Le gustaba mucho la tranquilidad, y si algo, era bastante despreocupada como la brisa. Desde pequeña, tenía el peculiar don de congelar cosas por accidente o hacer que nevara o lloviera a voluntad, trayendo muchos problemas en donde vivía antes. Su abuela fue la mentora que le enseñó a controlar dichos dones pues, al parecer, ella los manifestaba también en menor magnitud. En su familia siempre se habían alegrado por ello, pero la verdad es que ella le temía bastante y nunca gustaba de usarlo, es más, en la medida de lo posible lo evitaba, solo quería ser normal y encajar. Todavía era una simple humana ¿No?

Por su parte, Hotaruhi era la amiga de la infancia que siempre había estado allí, desde que era un bebé. Su familia había sido muy devota a la de Yanari desde que podía recordar o incluso mucho antes de eso, aunque estos últimos no eran ricos ni nada por el estilo, y ellos eran tratados más como amigos que como sirvientes, desde pequeña, le habían inculcado cuidar de Yanari. Por lo que su crianza consistió en estudios de artes marciales y arquería. Siempre había sido callada y tranquila, serena y tenía muchos problemas para mostrar cualquier emoción. No era la única pues en su familia la mayoría eran así, a excepción de su hermana mayor Haruhi, quien llevaba la seriedad y dedicación a otro extremo siendo campeona nacional de artes marciales y tiro con arco. A veces practicaban entre ellas y J siempre perdía, pero su hermana la ayudaba siempre a mejorar, era como su ejemplo a seguir. No tenía interés en las demás personas a parte de Lerin y Yana. Está orgullosa de su herencia familiar y considera un honor tener a alguien a quien proteger. Su cabello era de un morado oscuro tirando a negro, sus ojos eran grises, y su piel era tono medio, con un ligero carmín presente siempre en sus mejillas, y sus labios eran de un ligero tono rojizo que tapaba siempre con su labial morado. En su vestimenta siempre predominaban los colores negro y morado o también el rojo. Algunos califican su presencia como sombría.

Lerin por el contrario tuvo una infancia mucho más normal, desde pequeña podía, como Yana, hablar con los animales pero sus padres nunca le prestaron realmente atención ya que creían que eran inventos de niña. Un día, sin embargo, Lerin cayó gravemente enferma y Yana fué quien la salvó, la memoria permanece aún vivída en su mente y por ello su lealtad y agradecimiento a ella no tienen límites. La considera su mejor amiga junto con J ya que debido a su timidez solían meterse con ella, y eran las dos quienes solían defenderla. Siente que mientras las tres estén juntas podría enfrentar cualquier cosa. No le gusta estar sola. Su cabello era ondulado casi liso, de color rosa pálido al igual que sus mejillas, su piel era clara, pero no tan pálida como la de Yanari. Le encantaba todo lo relacionado con las plantas y era una nerd total de floristería y vegetación.

─ Yanari, ¿Cómo te fué? ¿Ningún problema con el ya sabes que?─ J, como le decían ambas, estaba tendiendo con toda la seriedad posible el pequeño mantel elaborado con tela fina por su hermana mayor, Haru.

La mencionada dejó de revisar con cautela los alrededores para fijar su atención en sus compañeras ─Está bien─ Sonrió ─La abuela me enseñó a controlarlo, no lo mostraré tan fácil, no te preocupes─

─No es bueno que estés tan segura─ Lerin se posó a su lado con una expresión de preocupación ─Sería un problema si accidentalmente comienza a nevar en plena primavera, ó peor, si congelas algo por equivocación─

Yana rodó los ojos despreocupadamente, tomando asiento en la manta como si aquello no fuese un gran problema ─Tranquilas, lo tengo controlado─

J también se sentó en medio de ambas jóvenes, nunca dejando su expresión de seriedad. ─ Yana, mi trabajo es protegerte, es malo que no pueda hacerlo estando en un curso diferente al tuyo, pero por esa misma razón debes ser más cuidadosa ─ Su tono era calmado y suave, su expresión, fría como el hielo ─Mi familia siempre ha protegido a la tuya─

─Me preguntó sobre eso─ interrumpió Lerin con curiosidad poco disimulada ─Recuerdo que cuando conocí a Yana estaba bastante enferma, pero luego de su visita a mi casa con su abuela de repente me sentí mejor, y no mucho después de eso mis padres y yo nos mudamos a su vecindario─  Su expresión se tornó pensativa ─desde entonces mi madre estaba como loca diciendome que debia estar con ella─

Yanari miró a la distancia ─No recuerdo mucho de ese día, solo que estaba bastante cansada─ confesó.

─Pero es un hecho que debes estar con ella- no, más bien debemos─ aclaró J ─Aún no tengo edad para que me cuenten en tan oscuro secreto de la familia─ bufó ─Pero es un hecho que tú y Yana no son normales, digo, al menos yo no puedo hablar con los animales o congelar cosas cuando estoy nerviosa─

─Eso solo me pasó una vez en quinto grado─ le reprochó Y.

─Tal vez Yana y yo podemos entender el puro corazón de los animales, tu no porque...bueno, eres bastante sombría─

Hubieron unos largos momentos de silencio. La brisa soplando mecía las ramas de los árboles que les brindaban sombra y de paso, hacían caer los pequeños pétalos blancos de las flores que crecían a su alrededor.

─Bueno, no creería que fuera un don en sí hablarles, quiero decir, ¿Como sé si de verdad están hablando con ellos? No podría saberlo─ Contestó, mirándolas de frente ─Para cualquier persona normal simplemente parecen amantes de los animales─

─Buen punto─ asintió Lerin ─ Pero es un hecho que los entendemos─

Yana tomó un pequeño sándwich de la canasta y le dió un mordisco ─Son ese tipo de cosas que tienes que experimentar tu mismo para creer─ masticó con calma y prosiguió, sin tragar todavía ─Pero creo que serás capaz de entenderlos algún día también, algo me dice eso─

Estuvieron un buen rato disfrutando de los aperitivos y la compañía del bosque, su tranquilidad alejada de la ciudad brindaba justo lo que estaban buscando, se sentían relajadas, y esos eran los momentos inolvidables que querían compartir. La tardé caía a su alrededor lentamente, tiñendo el cielo de tonos cálidos que lentamente se tornaban fríos, anunciando el pronto anochecer. Al día siguiente les esperaría otro arduo dia de trabajo.

─Creo que es hora de regresar─ Propuso J, recogiendo las sobras de lo que habían traído.

─Concuerdo, mañana temprano tengo clase de inglés─ Yana se estiró con pereza, levantándose de su sitio.

─Ugh, yo no estoy tan emocionada, solo podré verlas en el descanso y mi profesor de matemáticas es un gruñón que me da miedo─

J se acercó a reconfortar a Lerin mientras Yana miraba al horizonte del atardecer, eso, hasta que un tenue sonido la distrajo.

─Todo listo, ya podemos irnos─ Hablo Lerín con un poco más de ánimo.

─Shhh─

─¿Pasa algo, Yana?─ Preguntó J posándose a su lado.

─¿No oyeron eso?─ les preguntó con preocupación.

Ambas jóvenes se miraron con desconcierto.

─Yo no he oído nada Y─ contestó Lerin mirándola con preocupación.

─Ni yo─ habló J.

Yanari se acercó un poco más a las profundidades del bosque, dando pasos lentos. ─Les juró que escuché algo de por aquí....¡Ven, ahí está! ¿No lo oyen?─

─Debes estar cansada que escuchas cosas, tontita─ Lerin se encogió de hombros con diversión ─ Venga, vámonos ya que se hace de noche─

Pero Yanari no la escuchó, en su lugar se adentro al bosque, como si estuviese en un trance. Los gritos de preocupación de sus amigas no llegaban a sus oídos, era como si pasaran a través de ella, como si alguien más controlara su cuerpo. La voz que susurraba en su cabeza era suave y tentadora, no podía ignorarla, resonaba profundamente dentro de ella...

"Ayúdame"

"Solo tu puedes hacerlo..."

"Solo tu..."

"....Es el momento"

No se dió cuenta cuando sus pies se detuvieron en medio del círculo de setas luminoso. ¿De dónde había salido aquello? J y Lerin corrían desesperadas tras de ella hasta alcanzarla, ella solo miraba a su alrededor confundida.

─¿Qué ocurre? escuché una voz y...-─

Su frase se vió interrumpida cuando un pilar de luz emergió bajo sus pies, cubriendola por completo, su cuerpo se desvanecía lentamente y en un intento desesperado por no ir a donde fuera que estaba yendo se aferró a las manos de sus amigas. siendo las tres tragadas dentro de aquel halo de luz.

Desapareciendo de ese mundo para siempre.

Llegando a Eldarya...

De eso, hace ya más de 6 meses...

Continuará....

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Lista de episodios:

1. [En construcción]